"El cartel que he realizado para propagar la Procesión del Escapulario que preside Nuestra Madre y Señora de la Merced parte de un momento fugaz de esos que se quedan a vivir en nuestras retinas para siempre. La pena y la alegría, el ansia de querer llegar cuanto antes para verla, y al mismo tiempo, el anhelo de que no se acabe nunca ese momento.
Mi principal intención ha sido intentar plasmar en el lienzo un segundo, un instante, un rosario que baila de un lado a otro, o el vaivén del bendito escapulario. Son los primeros trazos de un rápido boceto quienes dan paso al movimiento de la Virgen, que unido al poder del color conforman el conjunto pictórico. Es un cartel sencillo, donde predomina Ella, quien necesita poco más que su belleza para el resultado que buscaba. La Virgen se enmarca en un óvalo, símbolo en la grafía que se relaciona directamente con el “Yo” y que nos muestran cierto grado de sensibilidad, afectividad, prudencia y emociones del individuo. El movimiento que genera el óvalo es un movimiento en contra de las agujas del reloj o antihorario, que enfatiza la idea fugaz del tiempo. El óvalo no está vacío, todo lo contrario, está lleno de contenido como un bucle, en este caso de flores, de esas que engalanan el mes de mayo. El movimiento que recorre por su forma de rueda consigue crear la media luna bajo sus pies, que en este caso se entrelaza con su nombre, Merced.
La obra está realizada en su totalidad con la técnica de pintura digital. Hace unos años cambié los pinceles por los pixeles, y sin nunca perder la plasticidad que me caracteriza, intenté buscar nuevos caminos en la pintura.
La tipografía se basa es una tipo manuscrita, en este caso la mía. Una letra suelta nacida en los mismos trazos del boceto que funcionarán para darle unidad entre la figura principal y los elementos informativos."
