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MARÍA DE LA MERCED


En nuestra conventual iglesia de San Gregorio Magno, los Padres Mercedarios y su Fraternidad Seglar rendimos culto a la Patrona y Protectora de la Orden, Nuestra Madre y Señora de la Merced, a través de una preciosa y delicada imagen.

Las primeras referencias documentales de la imagen exponen que, durante la restauración mercedaria en Sevilla en 1940, fue donada por la familia Ternero para que se le rindiera culto en San Gregorio. Esta talla se encontraba en el convento de San Agustín de Marchena (Sevilla), donde parece ser según la tradición oral que llegó tras la desamortización de Mendizábal del antiguo convento Casa-Grande de la Merced Calzada de Sevilla, actual Museo de Bellas Artes. Nos encontramos con una escultura de candelero (155 cm) de la primera mitad del siglo XVIII, realizada en madera de pino tallada y policromada siguiendo los cánones de la escuela barroca sevillana.

La posición erguida y frontal de su cabeza junto a las facciones ensimismadas y de cierta severidad que posee presentan a una efigie hierática, aunque no por ello carece de dulzura. El hermoso semblante de corte ovalado se enmarca por la cabellera, añadido en el siglo XX realizado en telas encoladas, que se peina con una raya en el centro cayendo hacia ambos lados, y bajo la que se encuentran las orejas, de intenso naturalismo. El espacio en el que se distribuyen los ojos, de amable mirada baja, enmarcados por las arqueadas cejas y la boca cerrada, que esboza una ligera sonrisa, se divide en dos por la nariz, de perfil recto y que arranca desde su ancha frente.

La mano derecha sostiene delicadamente con los dedos pulgar y corazón el cetro, símbolo de poderío y soberanía sobre la intercesión en la redención del género humano. La mano izquierda por el contrario está completamente extendida, y con ella ofrece el escapulario a los fieles, como ya lo hizo a San Pedro Nolasco. Nuestra Madre viste durante todo el año el hábito mercedario, compuesto por túnica y escapulario de tela, portando además sobre sus hombros el manto, como símbolo de su amparo y protección celestial. La iconografía es completada con la corona de imperiales, la ráfaga y la media luna a sus pies, todas piezas de orfebrería de estética neoclásica que la muestran como Reina celestial.

A lo largo de su estancia en San Gregorio la imagen ha sido objeto de varias actuaciones. A su llegada, en 1940, se le incluyó una imagen seriada de Jesús Niño para que la portara en sus brazos. Esta adición posiblemente se realizó para asemejarla a la primitiva imagen de la Virgen de la Merced en Sevilla, conocida como “La Fernandina”, y que presidió el retablo mayor de nuestro Convento Casa Grande hasta la desamortización de 1835, cuando pasó a la iglesia de las mercedarias de la Asunción.

También a finales de la década de 1950 la Virgen fue repolicromada por fray Valentín González, O. de M. y en la de 1960 el escultor Antonio Eslava Rubio hizo lo propio, además de sustituir el juego de manos original por uno de su propia factura que le otorgó más expresividad a la talla y realizarle un nuevo cuerpo y candelero.

Por último, durante los meses de febrero y agosto de 2021 la imagen fue sometida a un completo tratamiento de conservación y restauración por parte de los técnicos José Manuel García Rodríguez y Álvaro Robles Bermudo. En esta intervención se abordaron problemas internos, como la estabilidad del busto y la sustitución del cuerpo y candelero por uno de nueva factura y mayor calidad, y problemas externos, como la limpieza de la policromía de Antonio Eslava recuperando las tonalidades originales ocultas por suciedad y barnices oxidados entre otros importantes tratamientos. Aunque la acción más comentada fue la eliminación del Niño Jesús para recuperar la visión iconográfica original de la imagen como Virgen de la Merced en solitario.

Actualmente la talla es venerada en la cabecera de la nave del Evangelio, en su retablo de madera tallada, dorada y estofada, realizado en 1972 por Manuel Guzmán Bejarano. No obstante, antes de ocupar este emplazamiento presidió la capilla de la nave de la Epístola y el Altar Mayor.

Anualmente se celebran todos los últimos sábados de cada mes el rezo de la Sabatina al concluir la misa de la Fraternidad Seglar que también le realiza una devota Procesión Claustral en el mes de mayo. También se le realizan los tradicionales cultos en su honor en el mes de septiembre con el Rezo de la Novena al término de todas las misas durante los días 15 al 16, Solemne Triduo los días 21, 22 y 23; así como Función Solemne con motivo de su solemnidad el día 24. Los actos culminan con su exposición a los fieles en Devoto Besamanos en torno al día de su solemnidad.

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Fotografías:
B. Núñez. 2017-2018. Archivo digital del convento de San Gregorio.
J.M. García & C. Rivero. 2021. Archivo digital del convento de San Gregorio.

Fuentes:
RUIZ BARRERA, M. ª Teresa: “La Virgen de la Merced. Iconografía en Sevilla”, Estudios, n.º 217-219. Madrid, 2002. ZURIAGA SENET, Vicente: La imagen devocional en la Orden de Nuestra Señora de la Merced, tradición, formación, continuidad y variantes. Valencia, 2005. 
MESTRE NAVAS, Pablo A.: Historia de la Real Hermandad del Santo Entierro de Sevilla: Del Colegio de San Laureano al de San Gregorio de los ingleses. Sevilla, 2010.
RAMOS SUAREZ, Manuel Antonio: “Devoción y Culto a Nuestra Señora de la Merced. El Centenario de la creación y constituciones de la Cofradía de Nuestra Madre de la Merced de Marchena (Sevilla)”. En: Simposio histórico. 800 años de huella mercedaria. Barcelona, 2021, pp. 281-334.
RIVERO GRACIA, Carlos y GARCÍA RODRÍGUEZ, José Manuel: “La Merced de San Gregorio. Historia y patrimonio de una devoción conventual”, Boletín de las Cofradías de Sevilla, n.º 751, agosto 2021, pp. 610-614.