Santa María de Cervelló o del Socorro estuvo ligada a nuestra Orden de la Merced incluso antes de nacer, su madre al no poder quedar embarazada se encomendó a san Pedro Nolasco, y este intercedió por ella haciendo sus ruegos eficaces. Nace en un momento en el que los frailes de la Merced llevan ya algunos años redimiendo cautivos en la ciudad portuaria de Barcelona y se habla de la gran obra de caridad llevada a cabo por ellos.
Desde pequeña llevó una vida piadosa, modesta y enfocada a la caridad. Una vez asociada a los Padres Mercedarios fue la promotora de la rama femenina de la Orden, fundando el primer Beatario femenino dónde ella fue madre superiora. No nacen como familia contemplativa, pero su vida está centrada en la oración. No nacen como monjas de clausura pero se recogen en fraternidad para poder vivir.
Llevó estrictamente el cuarto voto mercedario de dar su vida por lo demás, conocida era su intercesión mediante la oración con los frailes que iban a redimir cautivos. Tan fervientes eran sus rezos, que el sobrenombre Socós o Socorro, con el que se la conoce, se debe a que según la tradición fue vista acudiendo al socorro de las naves de la redención, en medio de las olas de un mar embravecido.
La pintura que acompaña esta publicación, "Santas Españolas" de Francisco Jover y Casanova, da muestra de su influencia en el santoral. Este boceto preparatorio donde aparece junto a santa Leocadia, santa Engracia, santa Casilda, santa Isabel de Portugal, santa Eulalia de Mérida, santa Eulalia de Barcelona y santa Teresa de Jesús; forma parte del proyecto para la decoración de la bóveda del presbiterio de la basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
Hoy oramos por las mujeres consagradas a Dios en los institutos mercedarios, para que en la contemplación y en la acción sean testimonios vivos de un Dios que llena el corazón humano, que ilumina y libera.