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Inspiración de la Orden de la Merced

Según una tradición mercedaria, en la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, la Virgen María inspiró a Pedro Nolasco, que se encontraba en oración, la fundación de una Orden con el fin de redimir cristianos cautivos en poder de los musulmanes. Alguna tradición llega a hablar de aparición de la Virgen a Pedro Nolasco, pero posteriormente, aplicado el rigor de la historia, se ha consagrado el término de inspiración, conforme recogen nuestras Constituciones actuales, en el nº 7:

"Por su intervención en la fundación y en la vida de la Orden que lleva su nombre, los mercedarios llamamos a María Madre de la Merced y la veneramos como inspiradora de su obra de redención. Ella es la Madre de los cautivos a los protege como hermanos queridos de su Hijo, y es igualmente madre de los redentores al ofrecer libertad a los cautivos, pues anima y promueve así la misión del Señor que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Contemplando a María descubrimos el sentido de nuestra espiritualidad y la urgencia de nuestra acción apostólica".

Pedro Nolasco ya tenía alguna experiencia como redentor. Por cuenta propia y con recursos propios ya había realizado algunas redenciones de cautivos en sus viajes comerciales. De modo que el pedido de la Virgen María vino en buena hora y a la persona ya preparada para la tarea. A los pocos días se tornó realidad este pedido de la Virgen María. Pedro Nolasco asumió como fundador de la Orden de la B.V. María de la Merced en la catedral de Barcelona el día 10 de agosto de 1218, en presencia del obispo de la ciudad, Berenguer de Palou, y del rey Jaime I. La Iglesia confirmó la obra de Nolasco con el Papa Gregorio IX, en 1235.

Pidamos a Dios Padre de Misericordia que nos ayude en estos tiempos difíciles que vivimos y que bendiga con vocaciones a esta obra de Pedro Nolasco, inspirada por la Virgen de la Merced para el ejercicio de la caridad redentora.