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Solemnidad de la B. V. María de la Merced

Merced significa don o regalo, es decir, aquello que se ofrece gratuitamente, oponiéndose, por tanto, a las normas y principios del mercado, donde las cosas, e incluso el ser humano, se compran o se venden a conveniencia o imposición de los más fuertes. Merced es aquello que se ofrece por amor a favor de los humanos, a fin de que puedan ser y vivir en libertad y plenitud humana.

María de la Merced no hace referencia a un lugar, como los de Lourdes o Fátima, Montserrat o Guadalupe, aunque estos nombres haya recibido también un sentido carismático especial. La Merced, es, más bien, un título teológico y apostólico, que está indicando una faceta importante de María, la madre de Jesús, de manera que puede convertirse en principio de una acción liberadora al servicio de los hermanos cautivos.

Este título está vinculado a la vida y obra de san Pedro Nolasco, que más que fundador autónomo de la familia mercedaria, aparece como devoto de María y promotor de su obra de Merced en el mundo. Así, por impulso del pueblo y elección de los hermanos y hermanas, el grupo empieza a llamarse Orde de Santa María de la Merced.

Este nombre no fue resultado de una imposición jerárquica, ni elección arbitraria, sino el resultado natural de un proceso en el que fueron descubriendo que su obra de Merced se encontraba vinculada de manera muy intensa a María, de manera que Ella viene a presentarse como Madre de la Merced y la Merced de María se define como obra de María. Los mercedarios podrían haber redimido cautivos sin apelar a la Madre de Jesús o haber mantenido separados los dos elementos (acción mariana y acción liberadora). Pero los han vinculado de un modo gozoso y comprometido, de manera que María y libertad aparecen unidos en el título de la Merced.

El icono de María de la Merced es una manera de dolerse ante la cautividad y de cultivar entrañas de misericordia hasta llegar a ser liberadora, como Ella, por Ella y desde Ella.