Santa María Cervelló estuvo ligada a nuestra Orden de la Merced incluso antes de nacer, su madre al no poder quedar embarazada se encomendó a san Pedro Nolasco, y este intercedió por ella haciendo sus ruegos eficaces.
Desde pequeña llevó una vida piadosa, modesta y enfocada a la caridad. Una vez asociada a los Padres Mercedarios fue la promotora de la rama femenina de la Orden, fundando el primer Beatario femenino dónde ella fue madre superiora.
Llevó estrictamente el cuarto voto mercedario de dar su vida por lo demás, conocida era su intercesión mediante la oración con los frailes que iban a redimir cautivos. Tan fervientes eran sus rezos, que el sobrenombre Socós o Socorro, con el que se la conoce, se debe a que según la tradición fue vista acudiendo al socorro de las naves de la redención, en medio de las olas de un mar embravecido.
Hoy oramos por las mujeres consagradas a Dios en los institutos mercedarios, para que en la contemplación y en la acción sean testimonios vivos de un Dios que llena el corazón humano, que ilumina y libera.