La Virgen de la Merced y san José protegiendo a los santos mercedarios (ca. 1700 – 1799). Anónimo. Museo de Navarra. |
Sobre los orígenes de la Merced como de su fundador, san Pedro Nolasco, se conserva poca documentación acreditada. La historiografía mercedaria, con el tiempo, fue creando con los elementos principales su relato áureo y entrañable.
De lo que estamos seguros es que de que La Merced tuvo unos orígenes humildes. Un puñado de hombres encabezados por Pedro Nolasco, en Barelona, con los necesarios permisos y ayuda de la Corona de Aragón, en tiempos de Jaime I, y con las oportunas bendiciones tanto de la Iglesia como la del obispo de la ciudad, Berenguer de Palou, fundaron el Hospital de santa Eulalia de Barcelona.
Esta fraternidad religiosa de caridad, dedicada a la difícil tarea de redimir cautivos, los llamados frailes de santa Eulalia de Barcelona, fue creciendo. Así, el papa Gregorio IX los confirma como orden religiosa en la Iglesia universal a través de la bula emanada en Perugia el 17 de enero de 1235.
De aquella mirada compasiva de Nolasco y de sus primeros compañeros nació la Merced, una orden puesta al servicio de la sociedad y de la Iglesia para hacer la merced de redimir a los pobres cautivos y devolverles así la dignidad de la libertad de los hijos de Dios que les había sido arrebatada.
La Orden de la Merced asume como norma de vida la Regla de san Agustín, al igual que casi todas las familias religiosas del siglo XIII fundadas después del Concilio IV de Letrán (1215). La Merced nace en un momento de la historia de la Iglesia en el que está germinando un nuevo estilo de vida consagrada: los frailes mendicantes (franciscanos y dominicos). La vida consagrada va buscando nuevas formas de adaptarse y servir mejor a la sociedad en la que vive. Así la orden mercedaria va evolucionando al compás de los tiempos, a las par que se extiende desde el sureste francés, el reino de Castilla y los territorios del reina de Aragón, y se va configurando a la sombra del modelo de vida religiosa ideado para los dominicos por Raimundo de Peñafort.
Oremos a Dios, Padre de misericordia por nuestra Orden de la Merced, que hoy celebra el aniversario de su fundación, para que viva con gratitud y fidelidad la llamada divina que la ha convocado bajo el patrocinio de María, para el ejercicio de la caridad redentora.